Antiguamente se creía que los sueños contenían información trascendente para esclarecer acontecimientos pasados, resolver dilemas presentes ó indicar el futuro. Actualmente, la teoría que más impacto ha causado es la psicoanalista.
Freud, en 1899, publicó “La interpretación de los sueños”, que proporciona una teoría de formación y una técnica de interpretarlos. El ensueño representa la realización de un deseo inconsciente que alcanza así la conciencia de forma disfrazada; es la vía de acceso al inconsciente y, por tanto, de un valor psicopatológico fundamental. Con los estudios EEC la tendencia se desplazó hacia las bases biológicas.
Realmente, el estudio del soñar requiere la colaboración de modelos psicológicos y biológicos: neurofisiología, neuroquímica… Existen anécdotas que sugieren cierta actividad psíquica creativa en el soñar, como, por ejemplo, que Einstein descifró la “Teoría de la relatividad” en sueños. Los sueños también pueden intervenir en el humor, la memoria, etc.. La función y el valor de los sueños varía según las diversas teorías que se inclinan por teorizar sobre el soñar (las más psicológicas) ó teorizar sobre el período REM (las más biológicas).
La mayoría de los ensueños se dan en la fase REM, pero aparecen también en la fase NREM. Las características son distintas. En la fase REM los sueños son más vívidos, visuales, complejos y simbólicos. En la fase NREM, más conceptuales y pobres.
Otro fenómeno es la tendencia que tienen los ensueños a hacerse más largos, intensos y animados hacia el final de la noche: debido a que en ese tiempo la dominancia hemisférica es la izquierda (al principio de la noche la dominancia hemisférica es la derecha, cediendo paulatinamente hacia la izquierda, aumentando así la verbalización de los ensueños al final de la noche y su recuerdo).
Dr Juan A Cruz Velarde Neurólogo
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