Habitualmente vemos en consulta pacientes mayores que consultan por problemas de marcha e inestabilidad. En muchos de ellos las causas son pluripatológicas; es decir, existen diferentes mecanismos fisiopatólogicos: mécanico, articular, neurológico, pero también analítico.
Nos estamos refiriendo a que en muchos de ellos podemos observar asociado además un déficit de vitamina D.
La vitamina D siempre se ha relacionado con la osteopenia y el metabolismo del calcio, pero existen estudios que implican a este vitamina en otras funciones. Existen receptores de vitamina D en otros diferentes órganos y tejidos, entre ellos el muscular.
En la osteomalacia (vitamina D (< 8-10 μ g/ml [20-25 μ mol/l]) existe una debilidad muscular característica de predominio proximal y que puede asociarse a la pérdida de masa muscular, hipotonía y dolor con los movimientos. Puede relacionarse también con la marcha «de pato», así como con dificultad para incorporarse de una silla, o para subir escaleras.
Los varones y mujeres de más de 65 años con déficit clínico de vitamina D (< 10 μ g/ml [25 μ mol/l]) tienen mayor riesgo de desarrollar pérdida de fuerza y masa muscular. La suplementación con vitamina D, además de sus efectos sobre la masa ósea, puede contribuir a la reducción del riesgo de fractura por mejorar la función muscular y el equilibrio, incluso en sujetos inicialmente clasificados como no-deficientes y no sólo en personas de edad institucionalizadas o muy deterioradas clínicamente, sino también en población ambulatoria.
Las biopsias musculares obtenidas en pacientes con osteomalacia revelan una atrofia de las fibras musculares tipo II, con ensanchamiento de los espacios interfibrilares, infiltración grasa, fibrosis y gránulos de glucógeno. Por tanto, el hecho de que en el déficit de vitamina D se afecten principalmente las fibras tipo II podría explicar la tendencia a las caídas en los pacientes ancianos con déficit de vitamina D.
Dr Juan A Cruz Velarde Neurólogo www.neuronae.net
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